30 diciembre 2010

No más ángulos contrapicados

No sé decidir, soy muy mala para eso. Mi papá dice que uno queda pésimo si dice que no tiene poder de decisión, es como si dijera que no tiene criterio o algo así, tal vez no es que no tenga poder de decisión del todo, pero de que me cuesta decidir, me cuesta y mucho.

Esto de las decisiones me trae complicaciones, desde quedarme parada frente a la máquina de dulces de la universidad dejando pasar de rato en rato a la persona que está después de mi en la cola porque no he decidido que comprar, hasta demorarme mucho tiempo al decidir qué hacer con determinadas cosas o situaciones.

Hace algún tiempo, tenía que escoger en un mismo restaurante lo que iba almorzar todos los días, la señorita que atendía terminaba decidiendo por mí, o pedía lo que pedía alguna de mis amigas, qué desea comer señorita? lo mismo que ella contestaba.

Esto me recuerda la escena de una película que me encanta, "Cuando Harry conoció a Sally" una comedia de los ochentas que habré visto unas doce veces sin mentir, aquí la escena que rompe esquemas se da cuando Sally, una periodista conservadora, finge un orgasmo en un restaurante para demostrarle a su entonces amigo Harry que las mujeres engañamos muy bien a los hombres, cuando termina de hacer el show en el restaurante, una mujer de unos 70 años le pide al mozo que le dé lo mismo que ordenó Sally de comer.

Los restaurantes, no me llevo bien con ellos, no sé si es karma o qué será, pero no existe un sólo restaurante al que haya ido y dicho que comeré el plato tal y como está, haya salido satisfecha, le haya puesto un 100 de puntaje y haya decidido volver porque todo salió excelente. Escribir que soy así sería bien utópico, mis amigas serían las primeras en desmentirme, soy de las que lee la carta o menú por 10 minutos, viene el mozo pregunta y le pido que regrese, hago mil preguntas para finalmente pedirle que le quite o reemplace algo del plato. No me querrían de cliente.

Volviendo a la indecisión, esta se traslada a temas más concretos e importantes, como sentimientos, puede convertirse en una catarata de emociones que logran formar un río con muy buen cauce o lograr el peor desborde.

Lo que hay que tener claro sobre decidir o no, es que depende de uno, no del resto, depende de tu propio camino, hoy conversaba con una amiga sobre la toma de decisiones y concluimos en eso, cada uno es responsable de sus propias decisiones, y si nos equivocamos, bueno pues, quién no se equivoca, es parte de vivir, errar es de hombres y de valientes levantarse.
La reflexión es la siguiente, si te vas a equivocar, equivócate con tu propia decisión, no con la de los demás, por lo menos date ese chance, el empezar a decidir por tí mismo puede traerte sorpresas, qué tal si todo sale bien? la victoria será solo tuya.

Si por el contrario luego de elegir, te equivocaste, levántate, sácate el polvo de la ropa, arréglate el pelo, apóyate en el piso y vuelve a levantarte porque de eso se trata la vida, y nosotros no tenemos 7 como los gatos, sino una sola que no debe desaprovecharse en el suelo mirando el mundo en contrapicado, sino viviéndolo.



Para no dejarse caer, una canción de Kevin Johansen.

23 diciembre 2010

Recogiendo en el aire



El escribir ha sido siempre una necesidad para mí, un despojo de sentimientos, un dejar ir de ideas, de sueños, escribo para recordar, escribo para no olvidar, ya que la memoria puede fallar pero lo que está escrito perdura como las fotos amarillas en los álbumes.

Los álbumes, próximos a ser extinguidos, de aquí a un tiempo pasarán al olvido rotundamente, y quedarán sólo para los aficionados, como pasó con los cassettes, los discos de vinilo y las cámaras fotográficas con rollo.

No sé por qué una parte de mí se siente satisfecha al escribir unas líneas, en este caso al digitarlas, esto me recuerda a una frase que ha estado circulando últimamente dicha por el genio y premio nobel Mario Vargas Llosa, el máximo insulto de su esposa es un halago para él: "para lo único que tú sirves es para escribir".
Una catarsis, un revivir emociones, un liberador de estrés, llámenlo cómo ustedes deseen pero me ayuda y bastante, cuando decidí empezar este blog quise encontrarle un rumbo especial, que tuviera un hilo, un sentido, que no se perdiera en comentarios al aire, en palabras que uno recoge en el aire, sino que se pudieran plasmar en el tiempo.

Es así como quise darle un giro específico y consolidar las palabras que volaban y continúan volando sobre mi cabeza, será el construir poco a poco la felicidad propia, de eso se trata este blog, del encuentro con uno mismo, con la felicidad inconstante, de cambiar el modo de ver el mundo.

Respiremos de lo que nos rodea, aspiremos lo bueno, eliminemos lo malo, lo inservible, inhalemos buenas vibras, digamos lo que sintamos en el momento y con quienes queramos. Se necesita soñar para existir, necesitamos aterrizar también, tenemos que hacer todo y nada, pero sobretodo ser nosotros mismos.

Este es mi mensaje para ustedes: vivan, encuentren algo que los haga sentir y no lo suelten, sobre eso construyan más sueños. 

La autora,
Andrea Aspauza