10 abril 2012

No más paralizadores


Ese sentimiento que nos paraliza el cuerpo, ese que no nos deja actuar como quisiéramos. Ese que nos consume el cerebro y no nos deja tranquilos. Seguro lo han sentido más de una vez.

Puede empezar en idea, pero si no lo controlas, se apodera totalmente de tí, avanza más rápido que una plaga y es más fuerte que miles de columnas juntas.

No se apaga fácilmente, toma tiempo detenerlo. Pero, si lo logras, serás el campeón de tus propias batallas. Viene una pregunta a mi cabeza, esa que no siempre nos hacemos, por justamente no querer saber a qué nos tendríamos que enfrentar realmente. ¿A qué le temo?

Le temo a las arañas, desde niña les tuve miedo. Solía gritar para que alguien las matara. Ahora, simplemente las piso si son muy grandes y peligrosas, o las dejo vivir si según yo, son inofensivas. Pero, ¿cómo distinguirlas?. No les temo a las avispas porque nunca me han picado, le temo a lo no vivido y a lo vivido también.

Si pienso en temer, ya no cabe, pensar en el "Resplandor" ni en "Pesadilla en Elm Street" (mamá, ahora entiendo por qué no me dejabas verla), no hay peores fantasmas que los que tenemos internamente, esos que te persiguen peor que en "Psicosis".

Los peores miedos, no son los monstruos bajo tu cama, si no tus pocas ganas de pararte de ella y salir a buscar tus sueños. Lo dice Drexler en la canción que está terminando este post: Y aunque no haya una razón, todos a sus puestos, la vida puede que no se ponga mucho mejor que esto...(8) Para  qué vivir esperando que todo cambie, depende de nosotros hacerlo cambiar.

Puedes temerle a las alturas, a los perros, a la oscuridad, puede invadirte la paranoia. Miedo a que te roben, a que te quiten algo irrecuperable. Miedo a morir. La lista, interminable.

El miedo, puede comenzar paralizándote las piernas y llegar hasta el corazón por más novelesco que suene. No retrocede, o lo eliminas, o avanza.

Se te paraliza la boca cuando no sabes qué decir, se te paraliza el hígado cuando tienes ira contenida. Pero, terminas siendo una bomba de tiempo, que puede explotar peor que una nuclear.

Te invade el miedo, cuando por "encajar", cambias delante de todos tu forma de pensar y te haces a un lado.

Liniers.

Más que temerle a las arañas, le temo al "hubiera". No hay nada peor que pasarte la vida preguntándote, que hubiera pasado si hubiera tomado esta decisión, si hubiese hecho lo que realmente quería hacer...

Le temo a la muerte, puede ser que sí, pero más, le temo al morir mientras esté viva. Le temo a la rutina y al aburrimiento. Sobretodo, me tengo miedo a mi. A no ser yo y a no pelear por lo que quiero. Le temo, a no vencerlos.

No, no es un post de autoayuda, pero si le sirve a alguien, de algo, no me quejo. Quítate los miedos absurdos y has lo que tú creas conveniente.

Controla todos los que puedas, siempre aparecerá uno nuevo, para eso no hay cura. Sin embargo, convertirlos en oportunidades, te hará ver todo un poco más claro y superable.

Tus decisiones, buenas o no. Al final, te van a enseñar lo que realmente te hará feliz. Dicen que la felicidad trae suerte, quién sabe. Nadie mejor que tú, para reconstruirte, las veces que sean necesarias.
Tengan su anti-paralizador a la mano y bajen de la cama.

PD: Disculpen la ausencia, estuve de viaje. Volví recargada, prometo escribir más seguido.

Como siempre, Drexler tiene una precisa.


Uno de los reyes del terror:


Pink Floyd:


Una bien optimista, para los valientes: (Gracias prima por el dato)