23 marzo 2011

En plena ruta


Ok, entiendo, la imagen que está al comienzo de este post es desalentadora, ¿sería irnos al extremo no? Seamos chicas o chicos la incertidumbre nos invade de la misma forma y no tiene por qué ser así.
¿Encontraremos a nuestra media naranja?¿Esa media naranja existe en algún lugar? y si es una mitad, ¿para qué la queremos? mejor buscamos una naranja completa.

Acaso vale la pena que nos quedemos con una persona el resto de nuestras vidas? No sería mejor quedarnos en el limbo de la “salida” y no comprometernos, queremos parecer relajados porque preferimos salir y no llegar a estar con alguien, mejor relajados que desesperados, mejor tranquilos que parecer ansiosos por encontrar lo que buscamos, el círculo vicioso continúa y no hay salida sino puedes ver a luz.

Todos los que hemos pasado por esa época en la que queremos salir con el primer chico o chica que pasa por nuestra puerta me van a entender, a veces estamos tan desesperados pensando en que se nos va a pasar el tren, (por cierto, me parece una expresión totalmente dramática y pasada de moda), las mujeres podemos rompernos la cabeza temiendo a que los gatos lleguen a la puerta de nuestras casas, dicen que las viejitas solteronas son acompañadas finalmente por gatos que aparecen de la nada que no tomamos ese espacio para nosotras.

Si Mafalda cree que la vida empieza a los 40,¿para qué nos preocupamos tanto? Estamos tan atentos a encontrar a nuestra persona, que dejamos pasar todo lo que tenemos a nuestro alcance.

Pasamos nuestra vida pensando, misma frase de John Lennon, la vida es aquello que pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes, para qué dejarla pasar si podemos disfrutarla.

No sé por qué perdemos tiempo tratando de luchar por cambiar lo que tenemos con nosotros, valoremos lo que tenemos, cuidémoslo, trabajemos por mejorar y tener algo que nos llene por completo, pero mientras no lo tengamos disfrutemos el paseo.
Si tenemos atardeceres gratis, un cielo lleno de estrellas (al menos en verano porque en Lima no se ven más que algunas en invierno), para que rompernos la cabeza pensando en lo que puede ser, aprovechemos lo que sí tenemos.

Si te aterra dar el paso a lo oficial, no lo des, si quieres darlo lánzate, lo peor que puede pasar es que no pase, pero si pasa valdrá cada intento.

Eso de que las mujeres se casan siempre antes de 30 sino vestirán santos aunque así no lo quieran ha quedado en el tiempo sólo por ser parte de una canción de Shakira, la edad límite para ser felíz y encontrar a alguien ya no existe, no hay tiempo, tú decides cuando.

En conslusión, no tenemos por qué desesperar sino sabemos qué va a pasar, crucemos la montaña cuando lleguemos a ella, mientras eso pase sigamos en la ruta, cuanto menos esperes, más cerca estarás de encontrar lo que buscas.

Canción para la ruta.

14 marzo 2011

Ellos también se enamoran


Es cierto que en uno de mis posts anteriores dejamos un poco mal a nuestros adorados tormentos, por lo que aquí está la respuesta del grupo masculino combinado con lo que pensamos las mujeres de ellos.

Conversando con amigos de diferentes formas de pensar y estilos descubrimos lo siguiente: sí existen hombres que se enamoran desde la primera cita, que son capaces de soñar al igual que cualquier mujer, que se ilusionan, que imaginan un mundo lleno de felicidad y amor al lado de la chica que conocieron.

Sí, ellos también lloran, también sufren, también los han engañan, aunque los hombres tienen la característica de ser prácticos de por sí, no siempre les funciona esta practicidad, a decir verdad, hasta el gallo del gallinero tiene su debilidad, cuando se enamoran de verdad, se enamoran hasta los huesos.

Como no es tan fácil cazarlos, ni que se dejen casar, lucharán con todas sus fuerzas para no enamorarse, sus seguidores les harán saber que hay millones de mujeres en el universo, que para qué quieren atarse a una, que primero son los amigos, los hermanos, las chelas, la juerga y al último, pero bien al último están las enamoradas.

Describamos a los tipos de hombres con los que nos cruzamos día tras día:
  • El chico al que no le importa nada, ese que todo le parece fresh.
  • El que se extralimita en caballerosidad, hasta el punto de parecer uno de la corte del rey Arturo.
  • El hijito de mamá, que no puede alejarse de sus padres para nada, está dispuesto a vivir con ellos casado, viudo o divorciado.
  • El enamoradizo, mira cualquier falda y siente que se enamoró, lo hace tantas veces como se lava los dientes en un día.
  • El juerguero, ese que no duerme más de 3 horas diarias y no sale menos de 6 días a la semana.
  • El que está dispuesto a dar todo por una mujer, pero coquetea con las demás.
  • El que sólo trabaja para ganar dinero y no tiene con quién disfrutarlo.
  • El que tiene una titular y mil suplentes.

Podría seguir detallando miles de ejemplos de hombres pero se perdería el fin de este post, porque queremos reinvindicarnos con ellos, hay muchos peces en el mar, esa frase trillada es muy cierta, pero también es innegable que aunque nos quejemos de ellos, nos dan miles de alegrías y cuando encontramos a nuestra langosta la queremos con nosotras el resto de nuestras vidas.

Estos odiados-amados nos hacen suspirar, cantar, escribir poemas, dibujar corazones con sus iniciales y las nuestras, nos tienen de buen humor todo el tiempo, pueden convertir el día más gris del año en el más iluminado, Marte y Venus jamás serán iguales, aceptemos eso, si fuésemos iguales nos aburriríamos, ellos son nuestros superhéroes, nuestros galanes de telenovela, nuestros talones de Aquiles.

Imagínense que los hombres y mujeres usáramos vestidos y tacos o que las mujeres nos tengamos que afeitar la barba todo el tiempo. Somos abismalmente distintos, para que funcionemos juntos, debemos aprender a ceder, y el consejo para los dos sería que sino estamos seguros de lo que queremos para qué establecernos, mejor seguir en la búsqueda de nuestra propia felicidad, si nos sentimos felices por ser nosotros podremos ser igualmente felices con los que nos rodean.

Las mujeres nos casamos pensando que vamos a convertir a ese chico en nuestro príncipe soñado, que será nuestro proyecto de ciencias y lo puliremos para transformarlo en una obra de arte. Los hombres por su parte quieren que esa chica con la que se casaron se conserve exactamente igual que como la conocieron, bonita, delgada y de buen humor.

Finalmente ninguno de los deseos se hace realidad, las mujeres cambiamos, los hombres se mantienen iguales en la mayoría de las veces, los defectos de ambos aumentan, otros disminuyen, la única clave para que la felicidad nos dure más será entendernos y que tengamos amor real, porque fuera de cursilerías, cuando hay amor se vence cualquier obstáculo, no basta que los dos sean buenos, sino que uno sea bueno para el otro.

En conclusión, chicos los queremos, gracias por ponerle color a nuestras vidas.

Las mujeres
Esta escena explica la teoría de la langosta. Friends
   

10 marzo 2011

Tiempo al tiempo

Que no vengan los años, que no vengan las arrugas, ni las canas, ni la pesadez, que exista una pócima de la juventud como en la película "La muerte le sienta bien", y que nunca pero nunca dejemos de ser jóvenes, radiantes y llenos de vitalidad.

Mi párrafo anterior no es más que un mero sueño, un deseo que no se hará realidad y que de poder pedírselo a un genio en una botella tampoco quisiera que me lo concediera.

Los años pasan sí, pero porque así debe ser, cada persona cumple un papel determinado en la vida, diferentes roles, diferentes facetas, diferentes modelos, pero todos con una misma meta, ser felices, tal y como está escrito en la constitución de los Estados Unidos de Norteamérica: buscar la felicidad.

De qué nos sirve lamentarnos o preocuparnos del pasar del tiempo si al final todos vamos a crecer igual, si no podemos hacer nada para revertir el reloj, vivamos cada día disfrutando de lo que nos da vida,  respiremos hondo, tomemos fuerza de donde tenemos y de donde no y sigamos en el camino.

Las oportunidades, que son nuestras estrellas fugaces, vienen en el momento preciso, nos dan el impulso que necesitamos para cumplir nuestras metas, los días malos nos ayudan a valorar los buenos, las lágrimas a querer reír con más frecuencia, cada elemento tiene su propio fin, aprendamos a jugar con ellos.

Ríanse de los días malos, de las cosas mal planeadas, de los cambios a último minuto, porque son esos imprevistos los que les dan color a nuestro existir, si vamos a envejecer en algún momento, seamos felices los momentos en los que nos toque serlo, para los que tenemos el síndrome "Mónica Geller" nos es difícil dejarnos llevar, pero tenemos que pensar que no todo es perfecto y que en lo imperfecto también puedes descubrir algo bueno.

No sé que piensen ustedes pero yo quiero ser una anciana que vea su pasado con tranquilidad porque hizo la mayoría de cosas que quizo, porque disfrutó y vivió, con los años encima pero los años bien puestos. 

Volviendo al primer párrafo del post, que pasen los años, que vengan las arrugas, las canas, la ligereza en vez de la pesadez y que no nos quiten la experiencia porque cada capítulo que vivamos por más terrible que sea será para estar cada vez más cerca de nuestra felicidad.

Escena de la pócima de la juventud "La muerte le sienta bien"



03 marzo 2011

Que nadie te quite lo bailado

No todos los días nos llega la inspiración, no es algo que se pueda comprar en una tienda por kilo, ni encontrar googleando, no, simplemente te llega en el momento preciso, así como la felicidad, no es algo que encuentres en cada cosa que hagas.

Qué difícil es tratar de ordenar tus sentimientos cuando todo lo que está a tu alrededor está de cabeza, cuando no puedes decidir ni qué vas a comer, cuando no sabes qué hacer con tus emociones porque simplemente no lo sabes, no hay más explicación que esa, te encuentras confundido y punto.

Las personas estamos acostumbradas a buscarles por qués a las situaciones, a los momentos y a los sentimientos, no podemos entender que alguien se sienta bien o mal de por sí, para nosotros debe haber un algo o alguien detrás de esa alegría o tristeza.

En la búsqueda de nuestra felicidad, en los tropiezos que aparecen cuando estamos más cerca de alcanzar lo que queremos, en cada pasito que damos, ponemos lo mejor de nosotros para salir airosos, pero perdemos mucho tiempo buscando respuestas que no existen, por qué me siento así?¿ por qué todo no salió como esperaba? por qué no está orgulloso de lo que logré si me tomó tanto esfuerzo?¿qué tengo que hacer para no decepcionar a los que quiero? ¡Basta! ¡SOS! asume tus propias decisiones por tí mismo, lo que deberías preguntarte es qué te hace felíz a tí y solo a tí porque al final esta vida es tuya, y el único que puede juzgarte mientras sigas los valores y el respeto por los demás eres únicamente tú, después de Dios claro está.

Para ejemplo, los niños, cuando quieren algo y nosotros como adultos les preguntamos por qué lo quieren, ellos sólo responden porque me gusta, porque quiero tener ese juguete, porque sí, o acaso responden que quieren el carrito nuevo para poder desarrollar habilidades psicomotrices o que quieren una barbie para poder desarrollar su imaginación? no lo hacen porque con tan corta edad pelean y defienden por lo que quieren, son egoístas y piensan en sí mismos.

Está bien pensar en los demás, tenemos mucha gente que amamos, queremos que ellos sean tan felices como nosotros, pero nosotros también debemos tener la convicción de ser felices porque sí, porque nos lo merecemos, sino para qué vinimos a este mundo que para cayéndose a pedazos, si el problema no tiene arreglo de qué te preocupas, patéalo y que se vaya por donde vino, utiliza tú tiempo en lo que te guste hacer y con lo que te sientas realizado.

Cero complicaciones, la diversión no la encuentras todos los días, relájate, disfruta, igual las penas y odios te pasarán la factura tarde o temprano, así que empieza ahora, apliquemos la frase del jefe de cabina de Lan: "No olvide que la vida es muy corta, perdone rápido, bese lento, ame intensamente y nunca deje de sonreír por más extraño que le parezca el motivo. La vida tal vez no es la fiesta que esperamos, pero mientras estemos acá, sólo nos queda bailar".

Para complementar la frase: "que nadie nos quite lo bailado".

Foto de Liniers.