24 enero 2011

Felicidad: allá voy


Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos lamentado de algo, puede ser de lo que estés estudiando, del trabajo que tienes, del enamorado con el que estás, de los amigos con los que compartes tu vida o de la vida en sí; hacemos el cálculo de los pros y contras para darnos cuenta de que los negativos ganan por más de 20-1.

No son más que quejas o situaciones que giran a tu alrededor, las que te hacen re pensar si lo que estás haciendo está bien o no.

¿De quién sería la culpa si las cosas no están saliendo como esperas, de los que no están ahí para ti, de los días llenos de nubes grises o de ti? Este pronombre personal es el último que te gusta tocar, mencionar o si quiera pensarlo.

Y es que no nos gusta darnos cuenta de que las elecciones las tomamos nosotros mismos, somos dueños de nuestro propio destino, el sol sale todos los días, para algunas partes del mundo más resplandeciente que para otras, pero ahí está igual, aunque todos los días no brille con la misma fuerza sigue ahí, como las soluciones a nuestros problemas, están ahí pero no las vemos.

Entonces, si los días siguen pasando, las oportunidades también, por qué no elegimos lo que realmente nos conviene? Se trata de saber mirar, pero con la razón y el corazón, no sólo ver, sino observar, analizar y concluir en algo, positivo para ti, que te sume mas no que te reste.

Sí, el destino existe, muchas cosas están pre-destinadas, de la misma forma creo que se puede cambiar, no te topas con los momentos, estos, son consecuencias de lo que hiciste antes, todos tenemos como cosecha lo que sembramos antes.

Si la felicidad es sólo tuya, y la quieres conseguir, súbete al caballo, llénate de valor y abraza la vida como dice una canción conocida. Tópate con las cosas buenas, que realmente te convengan, y las que no, deséchalas, tienes un basural infinito para todo lo que no necesitas de la vida y de los demás, deja ir lo absurdo y guarda lo bueno porque siempre hace falta.

En ese momento te darás cuenta que no es que uno se lamente de su tonta vida, sino que no está haciendo nada para cambiarla, si tú esposo no es lo que esperabas y ya intentaste todo, sal de esa situación que no te hace bien, si tú trabajo no es lo que esperas, busca otro, con calma, sin salir del tuyo pero anda buscándolo. Las riendas las llevas tú, no te preocupes por lo que no tienes solución, trabaja sobre lo que sí tiene, para que te quedes satisfecha (o) con lo que has conseguido.

El destino es tuyo, encuéntrate con la felicidad, lánzate a la piscina, utiliza el ensayo/error, pero hazlo ya, que se pasa bien rápido, ve en busca de lo que te hace feliz, cuando lo encuentres no lo sueltes, y si se va, vuelve a empezar.


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